O lo que el proyecto original prometió y nunca cumplió
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I. La idea
Adam, un chico de nacionalidad Belga y enamorado de Tolkien, emprendió un viaje personal como editor para, según su idea, reestructurar la trilogía cinematográfica del Hobbit y así adaptarla a los dos guiones originalmente escritos por Peter Jackson, Philipa Boyens, Fran Walsh y Guillermo del Toro.
Siguiendo su criterio, y el de muchos, presentar el producto final en forma de tres largometrajes fue una pésima decisión, alargando tramas en sí innecesarias y dañando la narrativa en favor de los bolsillos de los directivos de Warner, New Line y la MGM.
Así pues, Adam se situó delante del ordenador para entregarnos la “duología” original del Hobbit, no sin poner su toque personal y una atención al detalle muy elogiable.
Pero… ¿esta nueva alternativa está al nivel de superar a las películas originales?
II. La experiencia del Hobbit
Antes de empezar, pondremos sobre la mesa el concepto Fanedit.
Seguro que tú, la persona que está leyendo, has ido más de una vez al cine o has enchufado Netflix y, después de ver una película de tu elección, te has dicho mentalmente: “yo lo habría hecho de otra manera”.
Esa es la premisa de la que parte un Fanedit. Cogiendo un producto original, se crea una versión diferente a partir de lo que el Faneditor (persona al mando de la reconstrucción fílmica) considera idóneo para convertir algo que le haya decepcionado, o detalles más concretos necesitados de atención, en un bien de calidad superior.
Obviamente, el material original es el que es, pero hay personas con el don de cambiarte la concepción sobre algo que te gustaba para que lo acabes amando; o de transformar el odio en la aceptación.
Este es el caso de Adam y su Fanedit de el Hobbit.
Cuando alguien es un Storyteller, no hay dificultad alguna capaz de frenar la acometida de su ritmo narrativo.
Adam no es diferente. Sabiendo cómo respetar la lentitud del primer acto de la historia, pero suprimiendo momentos innecesarios (canción cuchillos y tenedores), el espectador se da cuenta de lo especial que puede llegar a ser este viaje si el editor sigue sus nuevas normas al pie de la letra.
El belga no falla. No entraré en enumerar cada uno de los cambios o comentarlos tan específicamente, pues nunca acabaríamos.
Además, pienso que lo más especial de ver un Fanedit es la sorpresa al encontrarte con estas modificaciones, y más si es hacia unas películas bastante memorizadas ya por tu cerebro.
Un truco muy recurrente utilizado por Adam es, a diferencia de muchos faneditors que han probado suerte con el Hobbit, no eliminar escenas a doquier, sino situarlas en un momento diferente de la historia, haciendo que brillen donde antes estaban ensombrecidas por malas decisiones tomadas por parte de Jackson y su equipo.
Básicamente, consigue transformar completamente el contexto de una escena creada específicamente con un propósito directo.
Eso para mí tiene un mérito increíble y merece toda mi admiración pues, una vez hecho, piensas “¿Cómo no se me había ocurrido?”.
Ahí está la gracia de un Faneditor que es un gran Storyteller: la atención al detalle.
Sin lugar a dudas, lo más interesante de Adam ya no es la nueva distribución de escenas, sino el uso de los subtítulos cuando los personajes hablan con la lengua negra o élfico.
Muy inteligentemente, se apoya en ellos para que la recolocación de las escenas quede ligada con el metraje original. El chico no se acompleja y, en algunos casos, cambia totalmente el diálogo entre dos antagonistas, dándole énfasis, ya no solo a su idea para estas películas, sino al Lore del mundo donde tienen lugar.
Jackson y compañía estaban limitados por el material adaptado gracias a asuntos burocráticos; Adam no tiene esta restricción y, a partir de los nuevos subtítulos, hace referencia a hechos históricos de la Tierra Media para indagar aún más en situaciones y personajes con su ya característica complejidad.
Gracias a ello, esta versión del Hobbit liga mucho mejor con El Señor de los Anillos que el intento de Jackson con esa terrible escena entre Thránduil y Legolas referenciando a Aragorn. Eso sí es mal Storytelling.
Es como querer sellar una cirugía con una tirita cutre y esperar que no supure. Y no quiero ni empezar con el despropósito hacia Envangeline Lilly con Táuriel y su pseudoromance made in Hollywood con el enano guapote.
El producto final de Adam consta de, obviamente, dos partes de aproximadamente tres horas cada una.
La primera, The Gathering of the Clouds, cubre des del inicio del viaje a los descubrimientos de Dol-Guldur. La segunda, There and Back again, concluye el viaje utilizando la batalla de los cinco ejércitos como un tercer acto y no una trama imposible para aguantar una película de 2:45h.
La duración final puede parecer excesiva, pero, personalmente, creo que es ideal para disfrutar de la historia original del libro de Tolkien y, a la vez, descubrir tramas y hechos encontrados en los manuales de la Tierra Media publicados durante los 80 y 90.
III. La Experiencia en la Tierra Media
Este ha sido mi tercer visionado del Fanedit de Adam y, cada vez que lo veo, mi devoción hacia él va en aumento. Es muy difícil ser tan original cuando puedes escoger la vía fácil de recortar todo lo que no te gusta y dejar algo más “limpio” pero incoherente.
Este es el tercer Fanedit del Hobbit que he visto y, para mí, me atrevería a decir que uno de los mejores productos jamás experimentados de esta nueva tendencia narrativa.
Si queréis comunicaros con él dejaré el enlace a la web de Fanedit que os llevará a la ficha técnica de su película.
Yo no tengo nada más a aportar. Apago mi teclado y sigo buscando entre el Cosmos Narrativo.
Veredicto: Penetra la Zona Desconocida y le explica a esta cómo se hacen las cosas.