O cómo el worldbuilding define su obra.
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I. La idea de Brandon Sanderson
Elantris fue bonita, hace tiempo. Fue llamada la ciudad de los Dioses: un sitio de poder, radiante y mágico. Visitantes decían que las mismas piedras brillaban con una luz interior, y la ciudad contenía excepcionales maravillas arcanas.
Durante la noche, Elantris dibujaba un fuego plateado, visible incluso desde una larga distancia.
Con esta premisa, Sanderson nos adentra a su primer mundo, Sycla, forjado a partir de una rica historia, un Canon bastante complejo y personajes emblemáticos.
¿Es capaz el prestigioso escritor de hacernos entrar en su mundo y, lo más importante, empatizar con lo que nos encontramos en él?
II. La ejecución de la Historia
Elantris es la opera prima de Sanderson y presentación de lo que él llama “El Cosmere”, una realidad imaginaria compuesta de varios sistemas solares donde se desarrollan todas sus tramas.
Si bien esta no es la historia más compleja por parte de este brillante escritor, sí que nos plantea una manera interesante de encarar un género tan gastado como la fantasía épica. Seamos sinceros, hay más libros dentro de esta rama fantástica que esperanza de vida en una persona del s.XXI.
Dentro de un ritmo aceptable, que a veces sufre trompicones, la narrativa de Elantris refresca tópicos ya utilizados en el pasado, pero incapaces de evolucionar a causa de su recurrencia, dañando el storytelling de un espacio ficticio que, básicamente, hace al creador de dicho mundo capaz de jugar a ser Dios.
A lo que me refiero con eso es que no existen normas preestablecidas. Estas las crea el escritor a partir de lo que la historia contada le sugiere. No obstante, tengo la sensación que Sanderson crea primero el mundo, las leyes que lo sostienen y entonces es cuando se pone con la historia.
Su worldbuilding es mucho más complejo que lo sucedido en el mismo.
A partir de tres protagonistas que nos guiarán por los umbrales de Arelon, la parte del mundo donde sucede Elantris, y la ciudad de Kae, vecina de la ciudad de los DIoses, la cual nos permitirá entender el panorama político-social donde se cuecen a fuego lento una programación atrevida por parte de Sanderson, quien es capaz de calcular cada coma, demostrando un control absoluto de la situación argumental.
Lo más interesante, no obstante, es lo que sucede en Elantris. Sanderson nos presenta un contexto muy innovador, donde la concepción de dolor es utilizada de manera magistral para crear una sensación devastadora para quien le toca vivir en ese infierno.
El sistema social también está concebido con el máximo detalle, creando un símil entre esta ficción y lo que podría suceder en nuestro mundo. Todo lo percibidos a partir del protagonista de esta línea argumental, Rahoden, una persona demasiado optimista versus a la realidad que le ha tocado vivir.
Todo fluye a un ritmo marcado por los descubrimientos que los personajes exploran según sus ideales, tan solidos como la gramática del escritor norteamericano.
La tercera línea argumental, si bien más pequeña, nos permite adentrarnos en la parte religiosa de este mundo. Si pensaba que la política local y el funcionamiento de Elantris ya era complicado, cuando empiezas a adéntrate en esta rama argumental te das cuenta hasta dónde Sanderson tenía calculado el worldbuilding.
Incapaz de hacer nada sencillo, este crea una sociedad que actúa como telón de fondo solo para darle profundidad a sus palabras. Admirable, pues muchas veces se obvia el contexto físico a la hora de explicar una historia, haciendo que lector pierda de vista el rumbo a seguir.
Otra de las características que hace único a Sanderson son los sistemas de magia. En este caso, a diferencia de otras obras suyas como Mistborn, dicho sistema está mejor explicado en su recopilatorio Ars Arcanum pero, básicamente, se basa en símbolos dibujados en el aire y que son capaces de proyectar diferentes habilidades extraordinarias.
Si bien juegan un papel muy secundario, su naturaleza acaba siendo transcendental para entender la naturaleza del funcionamiento de la ciudad y el pasado que esconde.
III. La experiencia
Esta no es la primera novela de Sanderson que he leído, pero creo que es la ideal para adentrarnos en su obra. Es una historia sencilla, pero, a la vez, con momentos de sorprendente complejidad. Explora temas ya gastados y les da la vuelta para aportar un nuevo diseño que no esperas que pueda funcionar.
Personajes sólidos. Un mundo de excelente complejidad donde la indiferencia no es una opción. Si bien innova el storytelling fantástico en ciertos aspectos, juega sobreseguro en otros, aunque no por eso es una mala novela, en absoluto.
Sanderson hizo una buena opera prima que le llevó a poder explorar su obra hasta, hoy en día, haber sacado más de diez libros sobre “El Cosmere”.
Dadle la oportunidad que se merece.
Yo no tengo nada más a aportar. Apago mi teclado y sigo buscando entre el Cosmos Narrativo.
Y recordad que, después de todo, esto solo es una opinión…
Veredicto: Establecida en la Zona Inexplorada pero todavía jugando un poco a lo seguro.